miércoles, 20 de agosto de 2008

Reseña Camila González

La construcción social de la realidad ( Berger y Luckmann)
Capítulo II

El hombre es un ser que construye a través de distintos procesos todo lo que es su propio desarrollo, en el cual es capaz de relacionarse constantemente con su ambiente, orden, cultura y sociedad a la que esta sometido en conjunto con sus otros actores. De esta manera, ser humano como tal no solo vive dentro de este ambiente, sino que es capaz de realizar una acción de construcción de su propia naturaleza, es decir, posee la capacidad única de producirse a sí mismo. Sin embargo dicha autoproducción es realizada por la necesidad que tiene el ser humano de generar su propia empresa social, por lo que es así que podemos decir que esta característica humana hace que el orden social exista únicamente porque existe la actividad humana.

La actividad humana, según Berger & Luckmann, esta estrechamente relacionado con el concepto de institucionalización, lo cual quiere decir que dicha actividad humana ha sido sometida a control social. Esta institucionalidad se encuentra en la realidad objetiva, que tiene una historia que antecede al nacimiento del hombre y no puede acceder a su memoria. De este modo, y bajo este contexto introducido por Berger & Luckmann es que podemos decir que cuando el hombre externaliza sus actividades, es cuando éstas adquieren el carácter de objetividad, lo cual llamamos objetivación. Y es así como la externalización en conjunto con la objetivación se hacen parte de un proceso continuo en donde la sociedad es un producto humano, es una realidad objetiva y el hombre es un producto social.

Por otro lado, es importante afirmar que el lenguaje juega un rol muy importante para la realización del procedimiento anteriormente dicho, pues es el propio lenguaje el que objetiva las experiencias que son compartidas y le abre las puertas a quienes son parte de esta comunidad lingüística para que éstos puedan adquirir conocimiento para que así se puedan trasmitir las sedimentaciones objetivadas de la sociedad.

Sin embargo, para que todo esto pueda seguir concretizándose debemos considerar que el comportamiento institucionalizado esta relacionado con los roles. Éstos representan el orden institucional, y posibilitan la existencia de las instituciones. Dicho así, los roles tienen una particular importancia para la sociología del conocimiento porque revelan las mediaciones entre los universos macroscópicos de significado, que están objetivados en la sociedad, y las maneras como estos universos cobran realidad subjetiva para los individuos.[1]

Es así como introducimos un nuevo concepto, legitimación. Para que exista legitimación se deben lograr en primera instancia las objetivaciones (de primer orden) que estén ya institucionalizadas para que de esta forma puedan ser objetivamente disponibles y subjetivamente plausibles. El alcance de la institucionalización depende de la generalidad de las estructuras de relevancia. Si muchas o la mayoría de las estructuras de relevancia son generalmente compartidas en una sociedad, el alcance de la institucionalización será amplio; si son pocas las compartidas, ese alcance será restringido.[2] Es entonces cuando el universo simbólico nos da una amplia integración de todos los procesos institucionales, esto quiere decir que la sociedad adquiere sentido. Para entenderlo mejor, el orden político se legitima por referencia al poder y la justicia y los roles políticos se legitiman como representaciones de estos ordenes (poder y justicia).

El alcance de todos estos procesos, tiene que ver con el universo simbólico en el cual se esta produciendo. De este manera, todos los universos construidos socialmente pueden llegar a cambiar porque primeramente son productos históricos que genera la actividad humana, y dicho cambio es producido por las acciones concretas de la realidad.

Capítulo III

Para el buen desarrollo de la comprensión teórica de la sociedad debemos entender 3 conceptos fundamentales: externalización, objetivación y la internalización. Éste último concepto se encuentra ligado a la comprensión del mundo en que vivimos en donde este mundo se vuelve mío. Así, cuando el hombre es capaz de realizar esa internalización es cuando tiene la capacidad de pertenecer como miembro de una sociedad ( proceso llamado socialización), en donde dicho individuo va a poder ser lo que los demás actores consideren en la medida en que la auto- identificación y la identificación de los demás puedan complementarse (socialización primaria).

Por otro lado, cuando hablamos de lo que es la socialización secundario, nos encontramos en un contexto distinto en donde es necesario que se internalicen submundos institucionales. De esta forma, los procesos de la socialización secundaria presupone un procesos previos de socialización primaria, es decir, debemos tratarla con un yo formado previamente y con un mundo que ya se tiene internalizado.

De este modo es como la realidad de la vida cotidiana se mantiene, porque es capaz de concretar su rutina (institucionalización). Es entonces cuando la realidad de la vida cotidiana se mantiene y reafirma siempre por la interacción del individuo con los otros. Si la realidad se internaliza por un proceso social, también se mantendrá en la conciencia de dichos procesos sociales. Sin embargo, para que esto pueda ocurrir, el mantenimiento de la realidad también esta en directa relación con el dialogo de sus actores, pues es éste el que mantiene, modifica, y reconstruye la realidad subjetiva.

Para terminar, podemos decir que el hombre esta biológicamente predestinado a construir y habituar un mundo en donde se relaciona y vive con otros actores. Dicho mundo es considerado para él como una realidad dominante y definitiva que él mismo construye, en donde el hombre produce la realidad y también se produce a sí mismo.
[1] “La construcción social de la realidad” Cap.II pag. 101. Berger y Luckmann (2003)
[2] “La construcción social de la realidad” Cap.II pag. 103. Berger y Luckmann (2003)

2 comentarios:

Unknown dijo...

En cuanto al análisis realizado de “la construcción social de la realidad” me gustaría agregar el hecho que también existe una legitimación negativa, la cual la vemos como algo que ejerce un control sobre la gente y que la encamina en cierta dirección (forma en la cual la sociedad puede ver las cosas de la misma manera), lo que permite y facilita que los “desviados” puedan formar parte de la sociedad, al encontrar éstos un rumbo al que seguir, pero que por otra parte, condiciona al resto de las personas que integran a una sociedad determinada.
Y es aquí donde podemos ver uno de los mecanismos de la legitimación negativa, como lo es la aniquilación, la que se encarga de negar la realidad de cualquier fenómeno que no encaje dentro de ese universo, dejando así a todos incorporados nuevamente dentro de un contexto determinado.
Este punto fue tratado, para poder hacer hincapié en que no sólo el hombre organiza su vida y construye socialmente su entorno a partir de lo que necesita, sino también que lo hace partiendo de una separación o distinción con un otro , lo que quedó plasmado como legitimidad negativa, o sea que al mismo tiempo que el hombre gana identidad al momento de construir su entorno, va dejando de lado lo que no le sirve o los elementos que le parecen externos y que por ende no entran o califican para formar parte de lo que lo identifica (al hombre). Por lo que en conclusión podemos decir que el hombre al momento de hacer y crear mundo, deja de lado como ya se dijo y margina a otros hombres (aspecto negativo que podemos ver en la legitimación).

Felipe Díaz Mesa
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Francisco Mujica dijo...

COMENTARIO CRITICO - JOSE FRANCISCO SEPULVEDA

El texto centra su argumento bajo la premisa de que la realidad se construye socialmente. Esta realidad está compuesta por dos perspectivas. La primera de ellas alude a que un nivel de realidad es compuesto por todas las intersubjetividades que los individuos generan en su acción, logrando establecer un concepto de realidad alejada de elucubraciones heredadas de pensamientos, y pensadores, anteriores, para constituir una realidad potencialmente “objetiva”. La segunda perspectiva logra situar un nivel de realidad subyacente, que se genera por los individuos que la vivencian; una realidad “subjetiva” pues es experimentada por quienes la apropian.
Centrándonos en la “realidad objetiva”, decimos que se basa en la interacción de las subjetividades de quienes la componen. Estos posibilitan la emergencia del carácter “objetivo” de esta realidad que es compartida. Pero, no es compartida, según Berger y Luckmann, de forma arbitraria (al menos, no necesariamente), sino que forma parte de un procesos fundamental en la que ella emerge. A saber, la legitimidad.
Este proceso figura como uno de los imprescindibles fenómenos nacidos entre (y desde) la acción de estas subjetividades, y que vendrían a explicar, por ejemplo, la configuración de los roles de los individuos en la sociedad. Es decir, si la realidad es construida por todos, hace falta para ello una especie de consenso, en donde la totalidad de sujetos legitimen (de cualquier forma) en su interacción, los roles en los cuales están – y estarán – siendo partícipes.
Para poder comprobar teóricamente este enunciado, los autores recurren a una abstracción lógica-analítica, en la cual establecen a dos individuos fundadores y originarios, llamados A y B, no determinados en espacio y tiempo (exceptuando por tanto a Adán y Eva), los cuales irían configurando ambos niveles de realidad en su interacción, basados en la legitimidad que le proporcionaban a ello.
De acuerdo con esto, básicamente, A y B van construyendo antojadizamente el lugar que ocupan en esa sociedad, volviéndose con el paso del tiempo una costumbre que luego es heredada al progenitor. Quien la vivencia como instaurada, pero no por ello rígida e inamovible, pero sin embargo legitimada. Generando en su acción, ambos niveles de realidad.
En función de su argumento, y dejando de lado el factor histórico-antropológico de la inexistencia efectiva de sólo dos individuos solos dentro del mundo que ellos alcanzan a conocer, podríamos identificar una falta de precisión en esta abstracción analítica. Pues, A y B son representados como individuos en igualdad de condiciones en todo sentido: pasando por la igualdad de fuerza física, hasta la igualdad de su sentido de pertenencia, dando por hecho, que estos estipularon racionalmente no matarse entre sí. Pues, en ningún punto se menciona que B se sintió amenazado en algún punto por la acción de A, y que por tanto, tampoco B entró en conflicto por el poder con A, refiriéndose implícitamente a una relación complemente armónica y funcional, racionalmente estipulada en función de sus propio beneficios.
Si la teorización de la acción de los individuos va construyendo una realidad que es tanto objetiva como subjetiva, basándose en la figura de la legitimación, pareciera ser fundamental involucrar en el intento figuras realistas de conflicto, de violencia, de lucha por el poder, que lograran darnos una visión satisfactoria de esa construcción.