viernes, 22 de agosto de 2008

Las estructuras del mundo de la vida. Luciano Díaz

Las estructuras del mundo de la vida.
Alfred Schutz - Thomas Luckmann
Alfred Schutz y Thomas Luckmann, plantean la realidad como una actitud natural que permanece evidente para los hombres. Esta realidad es denominada el “mundo de la vida cotidiana”. Es la plataforma donde el hombre se desenvuelve de forma continua, en formas que son a la vez inevitables y pautadas. Pero también es el espacio donde el ser humano puede intervenir y puede modificar su propia existencia.
Dentro de esta lógica, el mundo de la vida se presenta como el ámbito que limita la libertad de acción, pues involucra los actos y las consecuencias de las acciones de otros hombres. Además, es también el ámbito donde podemos ser comprendidos por nuestros semejantes. Sólo en el mundo de la vida cotidiana puede construirse un espacio que abarque lo común y lo comunicativo. En pocas palabras, es la realidad primordial y eminente del ser humano. Los hombres que están en una actitud natural, el mundo jamás es una mera recolección de formas coloreadas, ruidos incoherentes o espacios que irradian frío o calor. Más bien, la posibilidad de una contracción de la experiencia a componentes como estos no se presenta en la actitud natural, sino se expresa este problema dentro del pensamiento específicamente filosófico o científico.
Por lo demás, el mundo de la vida cotidiana no es un mundo íntimo, sino más bien es un mundo intersujetivo; pues la estructura esencial de la realidad radica en que es compartido por todos nosotros. Dentro de una actitud natural, que hasta cierto punto puedo obtener conocimiento de las experiencias vividas por los otros, así también puedo suponer que lo mismo es válido recíprocamente para ellos con respecto de mí.
Para los autores, la actitud natural de la vida cotidiana se desprende de la siguiente manera:i. La existencia corporal de otros hombres.
ii. Que esos cuerpos están dotados de conciencias esencialmente similares a la mía.iii. Que las cosas del mundo externo incluidas en mi ambiente y en los de mis semejantes son las mismas para nosotros y tiene fundamentalmente el mismo sentido.iv. Que puedo entrar en relaciones y acciones recíprocas con mis semejantes.
v. Que puedo hacerme entender por ellos.
vi. Que un mundo social y cultural está dado históricamente de antemano como marco de referencia para mí y mis semejantes.
vii. Que la situación en que me encuentro en todo momento es en pequeña medida creada exclusivamente por mí.
La realidad cotidiana del mundo de la vida, aborda no solo la “naturaleza” experimentada por mí, sino también el mundo social en el cual me encuentro inmerso. Además, podemos desglosar que esta realidad se nutre bajo la lógica de lo pre-eminente, es decir, lo que nos es otorgado en una actitud natural, en ningún caso contiene sólo los objetos que percibimos de forma externa, sino también los estratos de sentido de orden inferior, gracias a las cuales los objetos naturales son vislumbrados como objetos culturales. Siguiendo esta lógica, el mundo de la vida es el ambiente natural y social, que pone límites a mi accionar y a nuestra acción recíproca. Para dar sentido a nuestros objetivos, debemos dominar lo que está en ellos y transformarlos. En pocas palabras, no sólo actuamos y operamos dentro del mundo de la vida sino también sobre él.
Schutz y Luckmann, se sienten con el deber de dirigir su atención al siguiente problema: ¿Qué significa presuponer algo como simplemente dado?
¿Y de qué forma lo que se ha vuelto cuestionable se transforma en algo presupuesto?Para responder ambas preguntas, los autores tratan de ahondar con mayor sensibilidad de qué manera se experimenta lo presupuesto. Para luego guiar nuestra atención a los estímulos que nos motivan para considerar que una experiencia requiere explicitación. Lo presupuesto no forma parte de un ámbito cerrado, indiscutiblemente articulado y visiblemente ordenado; lo presupuesto al interior del mundo de la vida se encuentra permeado de incertidumbre. En donde, se experimenta lo presupuesto como un “meollo” de contenido establecido y directo, junto al cual se da también un horizonte que es indeterminado. Sin embargo, este horizonte también puede ser experimentado como determinado, dentro de la capacidad de una explicación.
Lo presupuesto es la esfera de lo familiar, pues exhibe soluciones para los problemas planteados por mis experiencias y actos anteriores. Mi acervo de conocimiento radica en tales soluciones para los problemas. Estas se constituyen en interpretaciones de la experiencia, es decir, en explicaciones del horizonte. En tales explicitaciones, las percepciones, experiencias y alternativas de acción que se tornan cuestionables son clasificadas según los esquemas de referencia a mano: estos, a su vez, son modificadas por ellas. La explicitación solamente se lleva hasta donde es necesario para el dominio de la situación del mundo de la vida. Ahora bien, el elemento más importante de la experiencia íntima, radica en lo que obtengo como evidencia inmediata en la captación directa de mi conciencia. Por lo demás, los autores enfatizan que nuestro acervo de experiencia nos sirve para la solución de problemas prácticos. En el mundo de la vida cotidiana nos interesa, en cambio, el poder guiar nuestra acción de modo rutinario. El uso eficaz de estas directivas hace que no se necesite buscar en toda instancia nuevas respuestas para los problemas, explicitaciones de horizontes, etc., sino que pueda actuar acorde como ya he actuado en ciertas circunstancias. Por otra parte, el sentido se presenta como la consecuencia de mi explicitación de vivencias recorridas en un tiempo pasado, que son atraídas reflexivamente desde un Ahora actual y desde un esquema de referencia actualmente legítimo. Las vivencias adquieren sentido por primera vez cuando son explicadas y se hacen comprensibles para mí como experiencias bien circundadas. Dentro de este sentido, el mundo de la vida cotidiana, es esencialmente intersubjetivo; pues es un mundo social. Todos los actos, se refieren a un sentido que es explicitable y debe ser explicitado por mí, si deseo orientarme en el mundo de la vida. La interpretación del sentido, la “comprensión”, es un principio principal de la actitud natural en lo que respecta a mis semejantes.
Por otra parte, cada hombre puede vivir en el mundo de la vida cotidiana, como un sistema ordenado con determinadas constantes relacionales, aunque sus percepciones, sus explicaciones subjetivas del orden, dependan tanto de mí como de él, de su posición o punto de vista, que en gran parte le es impuesto y está determinado por la cadena biográfica de sus decisiones; pero a la vez, en principio, el mundo social es comprensible para mía de otra manera.

1 comentario:

Camila G.R dijo...

Comentario Camila Gonzalez:

Como un complemento a la reseña de “Las estructuras del mundo de la vida” me parece significativo agregar la manera en que este análisis fue sugerido por los autores de manera tal que se desarrollara a través de la fenomenología y la explicación de la presencia del lenguaje. De esta forma, por la fenomenología en primera instancia, se puede formar una visión empírica y descriptiva de los datos que se nos entregan , revelando experiencias y significados a la realidad cotidiana del mundo de la vida para que así nuestra conciencia pueda movilizarse de una realidad a otra.
Mientras que por otro lado, la explicación dada sobre el concepto de lenguaje se hace igualmente importante ya que introduce el sistema de signos que hace significativo (junto a la expresividad del ser humano) el sistema social de los hombres a través de las objetivaciones. De este modo, el conjunto de conceptos lenguaje, expresividad humana, signos y objetivaciones realiza una labor fundamental para poder comprender la realidad de la vida cotidiana.
Es entonces cuando el estudio de la fenomenología y la explicación del lenguaje hacen posible entender dicho mundo de la vida como un mundo en donde el hombre se desenvuelve constantemente dentro de un espacio que es capaz de modificar e intervenir a través de su propia existencia.