lunes, 20 de octubre de 2008

Reseña Antonieta Neves Müller

Ambivalencia: La posibilidad de referir un objeto o suceso a mas de una categoría.
Es así como comienza el capitulo “Modernidad y ambivalencia” Zigmunt Bauman.

En este capitulo se realiza un profundo análisis de como la ambivalencia es creadora de profundos desordenes denotativos que se presenta en el lenguaje y es expresado en las profundas incomodidades que sentimos cuando no podemos interpretar la situación y con ello elegir una acción adecuada al contexto. El lenguaje integra en su forma el acto de clasificar y esto nos permite dotar al mundo de una estructura es decir que permite crear un orden en el mundo, y un mundo ordenado es el que nos permitirá dirigirnos, saber calcular probabilidades de lo que pueda acontecer.

La clasificación y por lo tanto la acción del lenguaje tiene por finalidad la prevención de la ambivalencia incluye. La clasificación en si consiste actos de inclusión y exclusión los cuales menciona Barman dividen el mundo en dos: entidades que son incluidas en una clase y otra entidades que no lo están eso quiere decir que se tratan de entidades que poseen en si un significado que es preciso y claro, en otras palabras corresponden al orden y al desorden respectivamente.

Sin embargo a pesar de que la ambivalencia es un producto negativo que proviene del mismo lenguaje, Bauman la considera como un producto natural que no es posible evitar, sin embargo es posible opacar y es aquí donde hace presencia la modernidad. La modernidad es planteada en si misma como el propósito del orden. La existencia será modera a la medida en que encontramos la bifurcación de orden y caos, en la medida que exista esa alternativa.

En aquella separación la presencia de uno es la presencia del otro, es decir, que la interrelación entre ambos es proporcional, no hay orden sin caos, y no hay caos sin orden. El estado moderno y el intelecto moderno necesitan del caos para mantener la creación del orden.

La practica moderna es el esfuerzo por exterminara la ambivalencia y por ello la intolerancia es la inclinación natural de la practica moderna. En otras palabras el propósito de la practica moderna, el intelecto moderno es combatáis explícitamente la parte exclusiva que nos lleva al caos social, y a la ambigüedad.

La temporalidad de la modernidad siempre acontece en un sentido lineal desde el pasado y el futuro, donde no hay lugar a un punto medio, el presente siempre esta obsoleto es efímero. La lucha contra el caos es un suceso que ocurre a través del tiempo. La modernidad es producción de orden mientras que al contrario la ambivalencia es solo el desperdicio de esta.
Ambos, el orden y la ambivalencia son el producto de la modernidad. Son las formas negativas y positivas en como la modernidad y la sociedad se desenvuelven en el tiempo.

Bauman indica que el conocimiento puede ser poseído a través de las oposiciones como es el caso de los amigos y los enemigos, en donde aparentemente existe una simetría, es decir, no hay amigos sin enemigos, y no habría amigos si no existiera ese abismo abierto d hostilidad. Los primeros son la negación de los segundos y viceversa.

En una segunda parte Bauman comienza a analizar como toda esta ambivalencia se pone a prueba cuando nos encontramos en otros territorios. En estas ocasiones es común que ocurrir situaciones que son molestas a nuestra experiencia, se genera incertidumbre y comprobamos que muchas veces las palabras y el significado no refieren a la misma cosa (aparecen los problemas hermenéuticos, como el autor denomina). La separacion territorial es un reflejo de los problemas hermenéuticos existentes, y tal medida es tomada para proteger a los individuos de lo que no le es familiar.


En las sociedades premodernas los miembros se distinguen por lo que llaman una sociedad densa.

La armonía y la hostilidad forman un conjunto en donde la sociabilidad tiene lugar, sin embargo en la sociabilidad densa esta armonía se ve opacada al encontrarse una gran cantidad de amigos y enemigos. La ambivalencia como parte de la sociedad moderna se ve reflejada en la individualización y la separación de las sociedades.

A modo de conclusión el texto de Bauman refleja la importancia del lenguaje y la acción como desarrollo social, y como la ambivalencia forma parte natural del proceso evolutivo de las sociedades. La presencia del lenguaje señala como los individuos podemos familiarizarnos con el entorno y hacerlo nuestro, mientras que la ambivalencia crea episodios que nos incomoda y que aun así es necesario para poder superarlo y acomodarnos a las distintas situaciones que acontecen en la cotidianeidad.

1 comentario:

Unknown dijo...

Para empezar, criticaré los aspectos formales de la reseña de Zigmunt Bauman. Al leer esta reseña se pueden encontrar varias malas redacciones como también faltas de ortografía o incoherencias de correlaciones, no obstante, el contenido no es imposible de leer y de entender pese a esto. En segundo lugar, me gustaría hacer hincapié en el concepto de ambivalencia, el cual es ocupado para realizar un estudio y un análisis de la modernidad más adecuado. En este punto en la reseña no hay un claro abarcamiento acerca de esto, ya que hay ciertos desordenes en la misma, pero si, al leerlo varias veces, se puede hacer la conclusión de que, en cierto sentido, se quiere llegar a este como concepto clave para la modernidad. Esto sería a partir de que la ambivalencia es la que causa los caos del lenguaje y de su acción. Y, a pesar de que la ambivalencia tenga un carácter negativo, de todas formas es necesario para poder llegar a tener un orden social, ya que debemos procurar de él y esto se puede hacer a partir de algún desorden social. Este orden social es la base de una sociedad moderna, es su objetivo principal. Entonces, la ambivalencia se podría abarcar como un arma de doble filo, ya que por un lado provoca desorden, pero por este mismo desorden es que es un concepto clave para el análisis de las sociedades modernas.